Me quedan de ti
las violáceas ojeras
y una nariz extraña,
Un corazón
que revienta muy pronto
dentro del pecho,
El amor por la lana
y las agujas,
La pasión de las lavandas
y del te con limón.

Musa de mi infancia.

Los retazos de tu voz
siempre llamándome.
La intuición
de tu espíritu guardián.

Duerme, bella.
Sueña, pequeña.
Con los libros
Que nunca leíste,
Con la niñez
Que se olvidó de ti.

Descansa, exhausta.

Ven,
que te hago un hueco
entre mis brazos.
Ven,
que te canto
el arrullo del sueño.
Ven,
que te tejo
un manto de estrellas imposibles
Abuela.
Sólo para ti.