Existe

un hueco,
un delimitado espacio
dentro de mi alma,
que tú dejaste
en un tiempo tan
lejano que hoy
ya ni me duele
al recordarlo,
(antes, la sola mención
de tu nombre,
atrapaba un nudo en mi
garganta).

Nadie ha vuelto
a ocuparlo.

Hubo
otros huecos, otros espacios,
que fueron llenándose,
algunos por completo,
otros de a ratos,
al tiempo que
las lunas transcurrían .

Pero no el tuyo.

No.

Ni en los días más oscuros.
Ni en las más luminosas noches.

Ésta es tu herencia maldita.